Dudas que nos llevan a otras, complicaciones aparentes y el cuento de no acabar. Cuando de repente te sales del letargo para adentrarte en otro…
Siempre he sentido un afecto especial por los ancianos mas que por las feminas de la misma edad. Antes me parecian mas desbalidos y aunque hoy sepa que no es asi, nada que hacer, sigo sintiendo lo mismo. Por eso cuando lo vi en short y camiseta y yo sintiendo frio le pregunte si queria ponerse un abrigo. No me miro a la cara, no se si por pena o era parte de sus limitaciones por la paralisis pero me dijo que si. Le pedi uno a la encargada y tras mucha insistencia aparecio con uno negro sin ningun distintivo, apenas se le notaba ni si tenia cierre.
Esa fue la manzana de la discordia para presenciar el conflicto de la tarde. Otro senor mas fuerte y aparentemente saludable comenzo a reclamar que era suyo enérgicamente, pero siempre con la misma frase, “ I know” Oraciones simples, compuestas, interminables cambios de tono, preguntas, exclamaciones, agresividad por momentos, y todo solo con dos palabras repetidas y repetidas.
Le explique que no era el suyo, que buscara en el armario que debia estar guardado, mientras Ramon, mi coterraneo que acababa de conocer susurraba “si no es mio yo lo digo”. A fuerza de persuasión el aparente dueno de la codiciada pieza fue a su cuarto y regreso a verme con mirada tierna, sonrisa y otra cantilena de la misma frase.
Pasados unos instantes volvio a molestarse y a buscarme pero esta vez no halle que hacer. Regrese con los mios y me sente sin saber cuanto tiempo paso mientras divagaba mi mente y sentia pena propia creyendo tener algunas respuestas. Entonces escuche la voz de Ramon “ Se fue la muchacha del vestido largo?”
K.L.R.
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